LA VANGUARDIA | 10/06/2014 - 09:57h
Muchos recordamos las movilizaciones a las que nos convocaban en la facultad “Isidoro”, después de Suresnes, Santiago Carrillo –aún con peluca- y, entre otros el Sindicato de Trabajadores de la Enseñanza, que es como nos etiquetaba eufemísticamente la UGT a los universitarios. Muchos también estábamos a punto de olvidar las cargas despiadadas de los grises, de los Guerrilleros de Cristo Rey, de los Falangistas valerosos, de los cachorros de Fuerza Nueva, entre cualquier descerebrado más… Las movilizaciones de obreros, estudiantes y demócratas de todo tipo y condición, tomábamos las calles y todo lo que nos “daban” los grises, porque no había otra forma de despertar conciencias. Porque no es que bregábamos por tendencias ideológicas dispares. Entonces sólo había dos opciones: o eras franquista, o eras rojo, aunque siempre hubo demócratas de derecha –pocos-, monárquicos liberales –algunos-, republicanos ambidiestros, comunistas y socialistas. Todos éramos rojos.
Los movimientos de masas pretenden despertar a los gigantes dormidos y que reaccionen –bien-, caso que nunca se dio con el militar que mandaba –que si reaccionaba, siempre era mal-. Hoy estamos en las mismas ante el “ombligueo” de los dos partidos acostumbrados a la alternancia a base de yo, o el diluvio. El antaño Isidoro, luego Felipe González y ahora metamorfoseado en “copito de nieve”, pone el grito en el cielo ante la eclosión fantástica y esperanzadora de nuevos partidos, básicamente de izquierdas. Y todos con el mantra bolivariano, que son un bluf, que no van a llegar a ningún lado, etc. etc… Lo mismo que decían los franquistas, personas de ley, de orden y de mayorías silenciosas por la gracia de dios. Le gente de izquierdas se acuerda perfectamente del obrerismo y de cuando en las reuniones clandestinas del PSOE se nos decía que “los intelectuales” –y estábamos en primero de carrera-, no servíamos ni para llevarles el botijo, porque quien no se mancha las manos no trabajaba. Qué cosas ¿eh?.
Ahora, cuando el personal de toda edad, clase y condición, toma las calles, algunos porque no pueden tomar otra cosa, además del “calentamiento parcial” de los grises camaleonados en azulón, son vejados, insultados, desprestigiados y ninguneados, sin darse cuenta que ellos son el futuro; su futuro. Queda épico decir que los viejos roqueros nunca mueren, pero si tienen la cabeza en su sitio, hacen lo que Miguel Ríos, que siempre será lo que siempre fue, grande, pero haciéndose a un lado para no frenar a los que vienen alcanzándole.
El PSOE, como pollo sin cabeza, va del negro al blanco: Rubalcaba que se va para volver a volver, primarias abiertas, primarias cerradas, no hay primarias, congreso extraordinario con nombramiento digital incorporado… Y claro los militantes y simpatizantes van como locos de un lado a otro desconcertados.
La calle no da mayorías, ni anula Constituciones. La calle quiera despertar a los gigantes con pies de barro. Quiere, al menos, que se les escuche, como quisimos muchos de nosotros hace más de cuarenta años. Los jóvenes de ahora mismo, el primer presidente que recuerdan es, como mucho a Aznar o a Zapatero ¿qué les contamos de “nuestra Transición”? ¿Nos consideramos “todos los españoles”? ¿Fuimos infalibles como el Papa…?
Pues el punto 1 del Art. 92 de la Constitución de 1978, lo explica perfectamente. Pedir un referéndum, no es nada más que hacer lo mismo que nos dice un camarero cuando vamos al bar: -“¿Qué quiere tomar?” y uno elige. Así de fácil. Además, que por lo que se oye por ahí, de no cambiar las cosas, el asunto de la coronación va a ser lo más parecido a un barbacoa en un centro vegetariano. Por no decir, ni han confirmado la fecha, que si es la del 19 de Junio, el mismo día que el Borbón Felipe V, abrasó Xátiva, han “estao sembraos…”
Al parecer, como quieren ser tan “cercanos y campechanos” y por mor de los recortes, que por no ir, no va a ir ni el padre de Felipe, los tres o cuatro que vayan del barrio, se llevarán la silla y el bocadillo de casa. “Pipe y Leti”, por la cercanía se les llama ya así, pondrán la ensalada, la bebida y el café (y si se estira la madre –de ella-, igual ponen cacaos).
¿Qué quiere tomar?