El emigrante actual se diferencia del clásico por sus estudios y por saber idiomas
Vida | 14/11/2011 - 00:00h - LA VANGUARDIA
La emigración forma parte del ADN familiar de Charo Hermida Magariños, una enfermera compostelana de 35 años que trabaja en Cambridge. Dos de sus bisabuelos marcharon a Argentina en los tiempos del éxodo masivo hacia América. Uno volvió a Galicia. Del otro nada más se supo. En la década delos años sesenta, varios tíos suyos se fueron a los países europeos más desarrollados como Inglaterra o Suiza. Y hace ocho años, Charo se marchó al Reino Unido, pero a diferencia de sus antecesores, lo hizo con un título universitario bajo el brazo, unos conocimientos básicos, aunque insuficientes, de inglés, y un puesto de trabajo ya asegurado.
El caso de Charo refleja el cambio del flujo migratorio español. Como explica Xosé Manoel Núñez Seixas, catedrático de Historia de la Universidad de Santiago, "en el siglo XX España importaba mano de obra cualificada, por ejemplo los ingenieros ingleses e italianos, y exportaba mano de obra no cualificada, primero a América y después al resto de Europa. En este siglo pasó a exportar gente cualificada o en vías de cualificación y a importar mano de obra de baja preparación, como la mayoría de los inmigrantes que llegaron durante la pasada década". Apunta que de persistir la crisis puede bajar la cualificación de los que se marchan.
La crisis económica está intensificando este nuevo éxodo que, sin embargo, tiene por ahora un menor volumen del que se le suele atribuir, aunque seguramente las cifras oficiales tampoco lo reflejan fielmente. Y las estadísticas pueden ser también engañosas, porque la España que dejó Charo no era un país de emigración como el que abandonaron sus tíos o bisabuelos, sino de inmigrantes. Algunos de los que vuelven a sus países de origen lo hacen ya nacionalizados con el pasaporte español. Por eso, el dato a tener en cuenta es el de la emigración de los españoles nacidos en España, que presenta un fuerte aumento en relación con los inicios de este siglo y desde el 2008 está estabilizado alrededor de las 26.000 personas anuales. Es muy poco comparado con las más de 100.000 personas que se marcharon a América en algunos años de principios del siglo XX o a Europa alrededor de 1970. De todos modos, los datos provisionales hasta septiembre del 2011, que no distinguen entre españoles de origen y nacionalizados, señalan una fuerte alza en este año.
Aun así la cantidad actual es menor que en el pasado y la composición del flujo resulta muy distinta. Luis Calvo Salgado, profesor de historia de la Universidad de Zurich, apunta que últimamente llegaron a Suiza jóvenes arquitectos españoles que huyen del paro en la construcción. También persiste un pequeño flujo de personas que acuden a trabajar en la hostelería. "Mientras los hijos de los emigrantes tradicionales van dejando de frecuentar los centros españoles, los recién llegados sí acuden, con lo que aprovechan el saber acumulado por los veteranos. En las fiestas se observa la mezcla", comenta Calvo.
"El emigrante español típico actual es un joven con buena formación pero sin posibilidades de desarrollar su carrera dentro del Estado español. Emigrar no es una alternativa, sino el resultado de la falta de alternativas", relata en función de su experiencia el orensano Óscar Freán, profesor de historia en la universidad francesa de Besançon. Apunta que algunos se marchan ya con un trabajo, como Charo. Otros lo hacen con una beca o se lanzan a la aventura, sin importarles empezar en un puesto por debajo de su nivel de formación.
En cuanto a los países de destino, el Instituto Nacional de Estadística no ofrece datos separados de los españoles nacidos en España y los nacionalizados. Son quizá más reveladoras las cifras del censo electoral, que reflejan las altas en los consulados, ya que se supone que los españoles de origen tienen más interés en inscribirse. Según estos datos la emigración actual es bastante dispersa y no se concentra tanto en unos países concretos como sucedió en el pasado con Argentina, Cuba y Venezuela en América y Francia y Alemania en Europa.
Aunque están apareciendo lentamente nuevos destinos, como Brasil y, en menor medida China, los principales entre 2006 y 2010 fueron, por este orden, Reino Unido, Estados Unidos, Francia y Alemania.
Antonio Martínez, natural de Lorca, Murcia, lleva 16 años en Leeds, en cuya universidad imparte clases de Derecho. En este tiempo ha visto como se ha incrementado el número de españoles que llegaban a esta ciudad inglesa. Explica que en el pasado se observaba una mayor "empatía cultural", más interés por vivir en el Reino Unido, y que ahora empieza a primar la motivación laboral. Apunta que los españoles trabajan sobre todo en los sectores de la sanidad y la educación.
Como escribió en 1920 el periodista gallego Julio Camba, "la emigración es un bien y eso es lo malo. También es un bien salir de presidio, pero sería mucho mejor no haber entrado".
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